El edificio más representativo de Santa Amalia es la iglesia parroquial ubicada en la plaza de España del municipio. Se trata de construcción de mampostería encalada, de sabor neoclásico. Es una de las escasas realizaciones de este estilo en la región y la última levantada en este territorio según los cánones de la arquitectura clásica tradicional, exceptuando la más tardía de Peraleda del Zaucejo, erigida en 1.945.
Este edificio cuenta con la catalogación de Bien de Interés Cultural, con categoría de monumento, según la Junta de Extremadura. La iglesia se relaciona con el proyecto de fundación de la población, en el que se plantea la ubicación de la plaza, la casa consistorial con dos escuelas, la cárcel y la propia iglesia. Esta obra se llevó a cabo con el trabajo de los colonos.
La obra de la iglesia no se completó al no terminarse la torre izquierda del templo. Fue ejecutada por el alarife Fabián González, alargándose los trabajos desde 1831 hasta 1837, año en que se interrumpieron para reanudarse más tarde y consagrarse el 11 de noviembre de 1842.
Estilísticamente el templo responde a modelos neoclásicos y academicistas relacionables con la arquitectura de Villanueva y otros autores de este estilo del siglo XVIII, que se prolongará a lo largo de parte del siglo XIX. El retablo mayor, de estilo neogótico, es de interés por estar directamente vinculado y ser coetáneo de la fundación de la parroquia.
En el interior interior, el templo presenta planta de cruz latina. La nave central está compuesta por dos tramos desiguales, adopta estructura ochavada, con capillas entre estribos y hornacinas en los soportes de las esquinas. La cabecera se compone de triple capilla con testero plano y a los pies se sitúa un coro alto con doble vano de medio punto.
Santa Amalia cuenta además con una segunda iglesia de traza modernista, dedicada a San Antonio. Se levantó en un extremo del pueblo,
Iglesia parroquial del siglo XIX
Un edificio singular y cuya visita resulta aconsejable es la ermita levantada en honor a San Isidro, patrón de la localidad. Como es tradicional en este tipo de edificaciones, su ubicación se encuentra apartada del pueblo y no tiene culto permanente.
En la actualidad, la ermita se ubica en el Parque Natural de «La Sierrecilla», un paraje donde se ha respetado la vegetación autóctona de la zona y se han construido espacios de ocio y descanso para quienes visitan el entorno.
El edificio es sencillo y modesto, de planta rectangular, y se ubica en el alto de un cerro. El retablo cuenta con una imagen del patrón. En el año 2017, la Cofradía de San Isidro compró la imagen de Santa María de la Cabeza, la que fue esposa de San Isidro. La talla fue adquirida con donaciones de varios cofrades y fondos propios de la cofradía. La última imagen en incorporarse a la ermita ha sido la de San Judas Tadeo.
Ermita de San Isidro
La Cruz de los Caídos es un monumento situado en la calle Guardia Civil (carretera EX-206). Inicialmente se denominó Monumento a los Caídos por España y por la Patria. Una vez terminada la Guerra Civil se decidió hacer un monumento por todos aquellos que dieron su vida por España en el bando de los sublevados. Con la llegada de la democracia se decidió que esta obra debería conmemorar no solo a los caídos del bando sublevado sino también a los caídos en el bando republicano, así se decidió que el monumento fuera un reconocimiento a todos los fallecidos.
Cruz de los caídos
Situado en el Camino Real, Madrid-Badajoz y a la mitad de distancia entre Trujillo y Mérida se localizan las ruinas de «El Confesionario». Esta construcción consta de dos arcos de ladrillos rojos, casi a ras del suelo y que da paso a un depósito de agua con bóveda, que incluso en la estación de verano conserva algo de agua, por lo que es posible que sea manantial.
En su entono se localiza la Venta de la Guía, lugar dentro del trazado de la carretera Badajoz-Madrid donde repostaban los caballos de las diligencias. Este lugar se cita en la Orden de 1 de enero de1825, cuando la Capitanía General de la Provincia de Extremadura advierte de la conocida la peligrosidad del paraje por la espesura de retamas y arbustos en donde se esconden los malhechores para robar y matar a los viajeros de las diligencias.
Antonio López, también nombra este lugar y lo utiliza como argumento para convencer al rey Fernando VII de la conveniencia de la fundación del nuevo pueblo. Así consta en los Archivos Municipales de Santa Amalia. Sin embargo, las leyendas orales aseguran que, en tiempo de la Inquisición, se llevaban allí a personas que creían sabrían decirles algo sobre posibles herejes, de ahí el nombre. Posteriormente le darían empleo similar las tropas de soldados que vigilaban el Camino Real cuando cogían a los bandoleros que robaban a los viajeros que pasaban por la zona.
El Confesionario
Zona recreativa que se encuentra en el complejo denominado «Charcas El Voluntario». Está formado por dos grandes lagunas, que sirven para la sociedad de pescadores que lleva el mismo nombre. En sus orígenes se denominaba «Laguna de los hornos», porque en dicho lugar había hornos donde se cocían antiguamente los ladrillos para la construcción de las viviendas del pueblo.
El ayuntamiento decidió convertir el enclave en una zona recreativa y de ocio, donde los vecinos van a pasear. Como recuerdo han quedado un par de hornos de la época. Uno de ellos se ubica en medio de la laguna. Se accede a dicha zona por una zona de puentes de madera. Esta área ajardinada está situada al sur del pueblo sobre el Cordel de San Pedro, lindando con la carretera N-430.